27 de febrero de 2011

Enfermedad Virica de perros CORONAVIRUS CANINO

Enfermedades Viricas
CORONAVIRUS CANINO
El Coronavirus Canino es una enfermedad infecciosa viral contagiosa de curso agudo causada por un coronavirus que afecta a los perros de todas las edades, pero principalmente a los cachorros, donde su periodo de incubación es de 24 a 36 horas.
Sus síntomas son anorexia, aumento de la temperatura a 40 °C, diarrea sanguinolenta (con moco y mal olor), vómitos, deshidratación y dolor abdominal.
Su tratamiento consiste en el uso de un sostén, aplicando antibióticos, terapia de fluidos, estimulantes del apetito, vitamina B, antieméticos, antidiarreicos, protectores de la mucosa intestinal y antivirales.
La enfermedad es prevenida con la vacunación y con una buena higiene de los accesorios del perro, como ser platos y perreras.


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Los Coronavirus son un Género de virus ARN de vertebrados de la familia Coronaviridae. Son virus envueltos con un genoma de ARN de caden sencilla con polaridad positiva y simetría helicoidal. El tamaño genómico de los coronavirus varía entre 16 a 31 kilobases, un virus de extraordinaria longitud. El nombre coronavirus deriva de la apariencia de la envoltura bajo el microscopio electrónico de estar coronado con un anillo de estructuras redondeadas. Esta morfología es formada por proyecciones (peplómeros) de la envoltura, que son proteínas que salen de la superficie del virus y le determina el tropismo por su hospedador.

Estructura

Las proteínas de los coronavirus que contribuyen a la estructura del virus son la proteína S, la E (envoltura), la M (membrana), y la proteína N (nucleopcápside). En el caso específico del SARS, un dominio de unión para receptores definidos dirigen la adherencia del virus a su receptor celular, la enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA2).

Replicación

La replicación de los Coronavirus comienza con la entrada a la célula, momento en que pierde su envoltura y el genóma de ARN es depsitado en el citoplasma. El genoma del coronavirus tiene un capucha metilada (CAP) en el extremo 5', y una cola poliadenilada (poly A) en el extrremo 3', dandole un gran parecido al ARN mensajero del hospedador. Esto permite que el ARN se adhiera a los ribosomas para su traducción. Los coronavirus tienen también una proteína conocida como replicasa codificada en su genoma permitiendo que el ARN viral se traducido con la maquinaria del mismo hospedador. Esta replicasa es la primera proteína que es sintetizada puesto que una vez el gen que codifica la replicasa es traducido, el proceso se detiene por un codón de parada.
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Introducción

La enteritis causada por el coronavirus canino (CVC) es una enfermedad altamente contagiosa, de diseminación rápida, más severa en cachorros jóvenes, sin embargo los perros de cualquier edad, sexo y raza son susceptibles.
El virus del coronavirus se puede excretar en la heces por 2 semanas o más y es transmitido principalmente por la vía fecal /oral. Los signos clínicos de la infección por coronavirus pueden variar mucho, haciendo difícil la diferenciación de coronavirus de otras causas infecciosas de enteritis. Adicionalmente, hay una forma asintomática de la enfermedad en la que los perros parecen clínicamente normales, aunque ocurre daño al intestino delgado y excreción del virus en las heces, diseminando la enfermedad a cualquier cachorro o perro adulto susceptible.
Los signos clínicos del coronavirus incluyen: inicio súbito de diarrea, que puede estar o no precedida de vómito, anorexia, letargo con o sin fiebre. Al principio del curso de la enfermedad, es importante considerar la infección por parvovirus canino-2 (PVC-2) como diagnóstico diferencial, aunque los signos de coronavirus son generalmente menos severos que los de PVC-2. Además el coronavirus tiende a ser autolimitante con recuperación en 8-10 días, siempre y cuando no haya factores secundarios concomitantes como parásitos, bacterias u otros virus.

El diagnóstico definitivo de la enfermedad causada por coronavirus puede ser difícil. El aislamiento del virus es problemático debido a que no crece bien en sistemas de cultivos de tejidos o células. El microscopio electrónico se puede utilizar para detectar el virus en heces frescas, pero si éste está presente en cantidades pequeñas, pueden ocurrir falsos negativos. La pruebas de neutralización de virus y ELISA para anticuerpos están disponibles, pero los títulos solo confirman que hubo exposición, pero no confieren protección. Recientemente se desarrolló una prueba de PCR transcriptasa inversa (por sus siglas en Inglés Reacción en Cadena a la Polimerasa), que detecta virus en las heces.

Patogénesis del coronavirus

Tanto en la forma clínica como en la asintomática de enteritis por coronavirus, la patogénesis es la misma. El virus ataca a las células maduras del epitelio de las microvellosidades que cubren las paredes del intestino delgado, causando que se atrofien y fusionen. Conforme se erosiona la punta de las vellosidades, la capacidad de absorción y digestión disminuyen resultando en diarrea. El virus se mueve hacia el intestino grueso y se excreta en las heces. Las células del epitelio basal en las criptas de las vellosidades del intestino delgado comienzan a dividirse rápidamente, para reemplazar a las células dañadas por el coronavirus. Si no hay factores que lo compliquen, el intestino sanará, las vellosidades se regeneran, y el perro solamente experimentará una diarrea leve y transitoria del coronavirus clínico, o inclusive puede parecer completamente asintomático. Sin embargo, otros patógenos entéricos que pueden estar presentes, tienen una fuerte afinidad por las células de las criptas en intensa actividad mitótica, pueden atacar y replicarse en ellas. Las vellosidades se hacen inclusive más redondeadas y pierden sus funciones de absorción y digestión, dando como resultado una enteritis severa que pone en peligro la vida. Ambas formas la clínica y la asintomática, pueden crear las condiciones para infecciones con múltiples patógenos 1 y enteritis canina que involucre a infecciones simultáneas o subsecuentes por más de un agente de enfermedad entérica, lo que ocurre comúnmente.
MOQUILLO CANINO
        El Moquillo es una enfermedad infecciosa de origen viral grave, altamente contagiosa que se observa en todo el mundo. Quizás por estas razones sea una de las enfermedades a las que más le temen los propietarios, desafortunadamente; esta enfermedad (puesto que compromete a todo el organismo del animal) en la mayoría de los casos es mortal. Sin embargo puede evitarse la pena de sufrir la perdida de una mascota acusa de esta enfermedad. Lo más importante es tener la información necesaria para conocer, evitar y en un futuro tratar de disminuir o eliminar esta enfermedad.
            Por desgracia, la falta de información y en muchas ocasiones la carencia total de interés  sobre esta enfermedad y algunas otras (de las cuales no hablaremos en esta ocasión) favorece en un 100% la aparición  una y otra vez del tan temido Moquillo.
            ¿QUE ES EL MOQUILLO Y QUIEN ES EL CAUSANTE?
            El Moquillo, cuyo nombre correcto es "Distemper o Enfermedad de Carré?, es una enfermedad multisistémica, es decir, que afecta a diferentes aparatos o sistemas del organismo e incluso en algunas ocasiones a todo el organismo; altamente contagiosa y con un alto porcentaje de mortalidad. Esta enfermedad es provocada por un virus de la familia Paramixoviridae, este virus es susceptible a los rayos ultravioleta (no sobrevive) y en ambientes demasiado cálidos es difícil que sobreviva; si embargo, llega a sobrevivir en el medio ambiente por semanas cuando las condiciones climáticas son frías o se encuentra mezclado con antioxidantes o ciertas proteínas.
            ¿COMO SE TRANSMITE?
            La fuente primaria de exposición es en forma de aerosol ya que los animales infectados eliminan el virus por medio de todas las secreciones y excreciones corporales (saliva, secreción ocular, estornudos, orina, heces). Desafortunadamente los perros tienen la particularidad de conocer todo por medio del olfato e incluso cuando se encuentran entre ellos la forma de "reconocerse" o "saludarse" es oliéndose en forma general por todos lados. La mayor oportunidad  de diseminación de esta enfermedad ocurre en lugares donde los perros se mantienen en grupos (tiendas de mascotas, criaderos, asilos de animales, demasiados perros en una sola casa) o en lugares que son frecuentados por muchos perros (parques en general).
            ¿A QUE EDAD SE PUEDE ENFERMAR EL ANIMAL?
            Afecta a todas las edades; sin embargo, la ocurrencia es más alta en cachorros no vacunados de las 6 a las 18 semanas de edad. También se ha observado en animales gerentes (viejos) cuyo calendario de vacunación fue ineficiente. 
            ¿QUE SIGNOS PRESENTAN LOS ANIMALES ENFERMOS?
            Los signos que se observan varían de acuerdo a la potencia de hacer daño del virus, del ambiente, de la edad y el estado en que se encuentran las defensas del animal. Sin embargo de forma general observamos:
    -Malestar: Pérdida de apetito y depresión o tristeza.
    -Fiebre.
    -Secreción ocular y nasal color verde o blanca opaca.
    -Neumonía (Infección viral primaria), bronconeumonía (infección bacteriana oportunista secundaria).
    -Presencia de tos, respiración fuerte y anormal.
    -Vomito y diarrea.
    -Queratoconjuntivitis (inflamación de la parte interna de los párpados y de la unión de estos con el globo ocular).
    -Ceguera (por inflamación del nervio óptico ocasionando daño irreversible).
    -Destrucción de  neuronas y desmielinización: Convulsiones generalizadas, marcha anormal o en círculos, cambios de comportamiento. Parálisis, conciencia con el exterior y lo que le rodea anormal.
            Lo más importante es que los perros NO LEEN LOS LIBROS y por lo tanto no siempre se presentan los signos en el orden descrito arriba, los cuales se han anotado de lo más ligero a lo más agrave; sin embargo estos pueden variar y en algunos casos los animales presentan los signos más graves al inicio de la enfermedad.
            ¿CUAL ES EL TIEMPO QUE TARDA EN DESARROLLARSE LA ENFERMEDAD?
            En general se habla de 20 a 25 días, dependiendo del animal. Los primeros signos se presentan del 6 al día 9 post infección, ya que el virus se multiplico en los órganos encargados de las defensas, Los siguientes signos se aprecian del  día 15 al 20 , par4a esta fecha el virus se encuentra en todo el organismo y comienza su eliminación a través de las secreciones corporales.
            ¿SE RECUPERA O SE CURA UN ANIMAL ENFERMO DE MOQUILLO?
            Desafortunadamente, la mayoría de los perros que llegan al veterinario, ya tienen la enfermedad avanzada; por lo que la recuperación o la cura puede resultar difícil o incluso el salvarle al vida al paciente llega a ser algo que no se presenta. Sin embargo, no todos los pacientes tienen un pronostico reservado; algunos cochorros son llevados oportunamente al veterinario y su manejo y tratamiento son oportunos.
            UNA VEZ ENFERMOS...¿QUEDAN CON SECUELAS O VESTIGIOS  DE LA ENFERMEDAD?
            Lo más importante, no todos los animales se recuperan al 100%, hay algunos que pueden quedarse con tics nerviosos (ocasionados por un daño irreversible en el cerebelo), a otros se les daña el esmalte de los dientes o se les vuelven duros los cojinetes de las patas (Hiperqueratosis digital).
            ¿COMO SE DIAGNOSTICA?
            El primer diagnóstico es presuntivo y se basa exclusivamente en la historia clínica del paciente y los signos que presente en esos momentos. Para corroborar el diagnóstico por medio de pruebas de laboratorio como: Raspados conjuntivales, Pruebas de sangre y estudios serológicos con cuenta de inmunoglobulinas.
            ¿COMO SE PREVIENE?
            La mejor forma de evitar el contagio y la exposición de esta enfermedad es a través de la vacunación temprana y oportuna, así como el no sacar al cachorro a la calle para no exponerlo a esta y otras enfermedades hasta que haya sido vacunado.
            NOTA: El cachorro es muy sensible a las enfermedades hasta que ha sido tratado con las oportunas vacunaciones. Nunca abandonen un calendario de vacunación completo aún a pesar de que nuestra mascota ya es adulta. ESTA ENFERMEDAD NO SE TRANSMITE AL SER HUMANO.
HEPATITIS CANINA
            ¿Que es y quien la causa?
            Es una enfermedad viral ocasionada por un adenovirus tipo 2. El virus sobrevive durante varios días a temperatura ambiente en vomites sucios y permanece viable durante meses.
            ¿Cómo se transmite?
            Se adquiere por exposición buconasal. Se encuentra en todos los tejidos y se alberga en todas las secreciones durante la infección aguda. También se elimina por lo menos 6 a 9 meses en la orina después de la recuperación.
            ¿A que edad enferman las mascotas?
            Actualmente  es raro y se observa casi exclusivamente en perros no vacunados.
            ¿Cuáles son los signos?
            Después de la exposición, el virus causa viremia (virus en la sangre) y se disemina a todos los tejidos, especialmente a los hepatocitos (células del hígado) y células endoteliales. El daño a los hepatocitos puede causar la muerte del hígado o hepatitis activa crónica. La lesión en las células endoteliales es principalmente en: endotelio corneal (edema corneal y uveítis anterior), glomerulonefritis (inflamación del riñón) y dañar las células que cubren los vasos sanguíneos.
-Infección peraguda: Los perros con enfermedad aguda se vuelven moribundos y fallecen en pocas horas.
-Infección aguda: Fiebre, vómito, diarrea, dolor abdominal, inflamación de las amígdalas y faringe. Desorientación, depresión, coma y convulsiones (en caso de que la infección sea grave y ocasione una encefalitis  hepática).
-Infección ocular: Edema corneal ( córnea opaca, también llamada “ojo azul de la hepatitis”) y uveítis anterior.
            - Hepatitis crónica activa: Daño en un 70% del hígado con mal funcionamiento del mismo.
            ¿Cuánto tiempo tarda la enfermedad?
            Para el día 4 después de la infección se presenta la viremia, del día 5 al 7 se observan los signos descritos arriba. Para el día 12 la infección es persistente.
            ¿Quedan secuelas de la enfermedad?
            Por desgracia el daño que sufre el hígado principalmente puede ocasionar secuelas posteriores a la infección. En el caso de una encefalopatía  hepática, el daño al sistema nervioso central podría dejar tics nerviosos en el ejemplar.
            ¿Cómo se diagnostica?
            La historia clínica del ejemplar, así como los signos son de gran relevancia para un diagnostico presuntivo. El empleo de pruebas de laboratorio como: Hemograma y química sanguínea pueden orientar al médico, la toma de placas radiográficas para observar un aumento de volumen del hígado.
            ¿Cómo se previene?
            La vacunación es un medio eficaz a modo de prevenir esta enfermedad, de la misma forma, en caso de animales ya infectados, los propietarios deberán tener cuidado de que su mascota no infecte el medio. En caso de cachorros, una adecuada y correcta vacunación son más que suficientes.
Nota : Esta enfermedad NO SE TRANSMITE AL SER HUMANO por un adenovirus tipo 2. Sin embargo, la hepatitis C de los humanos si puede ser transmitida a los ejemplares
LA TOS DE LAS PERRERAS
     La tos de las perreras es una traqueobronquitis (inflamación de la traquea y de los bronquios) de origen infeccioso, que cursa normalmente con una tos seca muy estridente que no genera una depresión importante en nuestro perro. Sin embargo, es muy molesta tanto para los perros como para los propietarios. Es muy frecuente oírla describir como: "que el perro quiere echar algo que tiene en la garganta" o "que tiene la típica tos de perro". Hay que recordar que para que esta enfermedad se desarrolle, es necesario que las defensas del sistema respiratorio de los perros estén deterioradas.

¿Qué la produce?
     Esta causada por diferentes agentes infecciosos, por lo que se considera que es debida a un "complejo infeccioso". Los agentes que forman este complejo son la bacteria Bordetela bronquiséptica y los virus de la parainfluenza, reovirus, adenovirus y, excepcionalmente el del moquillo.
El más importante de estos agentes parece que es la bacteria Bordetela bronquiséptica, ya que tiene la capacidad de disminuir durante aproximadamente 3 horas el movimiento normal de los cilios (pelos microscópicos) que recubren el sistema respiratorio. Además, disminuye la función de las células encargadas de destruir las bacterias.

¿Por qué?
     Se debe recordar que es necesario que las defensas del sistema respiratorio de los perros, principalmente el sistema mucociliar (barrera que elimina los agentes infecciosos y otras partículas al exterior), esté deteriorado.
La mayoría de las veces son fenómenos ambientales los que lo deterioran. Los más importantes que hay que conocer son la falta de ventilación, la exposición a humos, la exposición a aerosoles (desinfectantes, ambientadores, insecticidas), la temperatura fría, el polvo, el estrés en las concentraciones de animales y en los viajes, además de los propios agentes infecciosos.

Prevención y tratamiento
     Esta enfermedad se da con más frecuencia en los lugares donde existe una gran concentración de animales. Ya hemos comentado que no es una enfermedad grave y por tanto muchos se curan solos, sin necesidad de tratamiento. Sin embargo, otras veces hay que realizar un tratamiento con antibióticos, principalmente sulfa-trimetoprim y tetraciclinas. La vacunación es una buena forma de prevención, ya que la mayoría de agentes que producen la traqueobronquitis están incluidos en las vacunas estándar. Sin embargo, las vacunas exclusivas frente a Bordetela bronquiséptica son sólo recomendables y necesarias para los animales de alto riesgo.

¿Se da en todos los animales?
     Aunque esta enfermedad puede afectar a animales aislados, la presentación más frecuente se da en lugares donde existe una concentración de animales (perreras, centros de cría, tiendas, clínicas veterinarias, centros de adiestramiento, residencias caninas, concursos, exposiciones e incluso en los lugares de reunión con otros perros).
La principal forma de transmisión es por contacto directo entre los perros, aunque hay algunos otros animales que pueden funcionar como transmisores (gatos, roedores y conejos). No existe contagio a las personas.

¿Hay tratamiento?

     Ya hemos comentado que no es una enfermedad grave y, por tanto, muchos animales se curan solos sin necesidad de tratamiento. Sin embargo, otras muchas veces hay que realizar un tratamiento con antibióticos, principalmente trimetoprim-sulfa y tetraciclinas. Hay que recordar que algunos de estos antibióticos pueden producir otras alteraciones a los perros y, por tanto, una estrecha colaboración con su veterinario habitual es fundamental. En fases iniciales del proceso (1 o 2 días) pueden utilizarse antiinflamatorios para reducir la irritación de las vías respiratorias.
Si el proceso no mejora sensiblemente en el plazo de 7 días es necesario profundizar más, realizando otras pruebas diagnósticas. Esto es aún más importante en cachorros, en los cuales el cuadro clínico puede evolucionar hacia una traqueobronquitis grave o incluso una neumonía.

¿Se puede prevenir?
     Aunque hemos visto que es una enfermedad normalmente leve y con un tratamiento sencillo, es muy importante intentar prevenir su aparición mediante la eliminación de los factores de riesgo y siempre que sea necesario, vacunando a los perros.
La mayoría de agentes que producen la traqueobronquitis están incluidos en las vacunas estándar. Sin embargo, las vacunas frente a Bordetela bronquiséptica son recomendables y necesarias sólo en los animales de alto riesgo.
LEPTOSPIROSIS CANINA
    La leptospirosis es una enfermedad infecciosa causada por una bacteria: la leptospira. Hay siete variedades o serotipos diferentes que afectan a los perros, siendo solo dos o tres las que se encuentran más frecuentemente, pero no son las mismas en las distintas regiones. Se encuentra distribuida por todo el mundo, especialmente en zonas húmedas, ya que sobrevive mucho tiempo en el agua. Afecta a muchas especies, incluido el hombre, y las poblaciones de ratas y otros roedores suelen ser un importante reservorio y fuente de contagio.

    En los perros es una enfermedad grave, que puede llevar a la muerte aún cuando se realiza el tratamiento adecuado. Se presenta de distintas formas según el serotipo de la bacteria, su grado de agresividad y el estado sanitario del perro.

    La forma de contagio es por contacto directo con orina de animales enfermos, o indirecto a través del agua, la tierra y el alimento de los perros contaminados. Las condiciones de calor y humedad favorecen la conservación y propagación de la bacteria, por lo tanto la enfermedad es más frecuente en los meses de verano y principio del otoño. Cuando el perro come, bebe o huele el material contaminado, las bacterias penetran las mucosas de la boca, nariz u ojos y se multiplican, invadiendo la sangre. Por este medio se distribuyen a los riñones, el hígado y otros órganos. La enfermedad puede desarrollarse en seguida o después de un largo tiempo de incubación, pero el perro despide bacterias en su orina a partir del octavo día de la infección. La incidencia de la leptospirosis es mayor en los machos que en las hembras, pues ellos van husmeando el suelo para marcar su territorio y por eso están más expuestos.

    La manifestación de la enfermedad es variable, pudiendo quedar latente o ser muy aguda (puede causar la muerte en 48 hs.), con todas las variantes intermedias. Cuando aparece, es porque se afectan el hígado, los riñones o los vasos sanguíneos.

    Los primeros signos clínicos son falta de apetito, fiebre alta y vómitos durante dos o tres días. Más adelante aparecen gastroenteritis hemorrágica, dolores musculares, aumento de la orina y la sed, lesiones necróticas en la boca, encías sangrantes, ictericia (color amarillo en las mucosas) y un descenso de la temperatura corporal. El abdomen se encuentra muy doloroso a la palpación; puede haber hemorragias a nivel de las mucosas y de la piel. En el caso de que se produzca una insuficiencia renal aguda habrá disminución de la orina en vez de aumento. En los análisis de sangre se alteran las enzimas hepáticas, los glóbulos blancos y los indicadores de la función renal. También es anormal el análisis de orina.

    Para diagnosticar la enfermedad se toman en cuenta los signos clínicos, que son bastante característicos y los análisis de sangre y orina. También se puede hacer un test serológico que demuestra la presencia de anticuerpos o un cultivo de orina que detecta la bacteria. Sin embargo esta es una bacteria difícil de cultivar y este método puede dar resultados falsos.

    El tratamiento debe comenzar lo antes posible y consiste en grandes dosis de antibióticos: penicilina y estreptomicina durante 7 a 10 días en forma inyectable. Además hay que dar suero, transfusiones de sangre y las medidas de sostén que hagan falta para que el perro se recupere. Si no se dan los antibióticos correctamente, el perro puede quedar como portador por un período que va entre 1 y 4 años y seguir eliminando bacterias por la orina. Es muy importante usar guantes descartables  y desinfectar o destruir los elementos que se usan para curaciones y tratamiento para evitar el contagio de la leptospirosis a las personas. Una vez superada la enfermedad hay que tener cuidado de no tocar la orina del perro hasta saber si no ha quedado como portador.

    La prevención de esta enfermedad consiste en aplicar las vacunas preventivas junto con las demás vacunas anuales y eliminar las poblaciones de roedores. En zonas de riesgo alto tu veterinario puede recomendarte aplicar la vacuna cada seis meses. Además es importante controlar a tu perro en la calle para evitar, en lo posible,  que huela los orines de otros animales.
RABIA CANINA
      La rabia ha sido una de las enfermedades más temidas desde hace muchísimos siglos. El hecho de poder ser contraída por humanos la hacían temible. Tres mil años antes de Cristo ya se encuentra esta palabra en sánscrito: 'rabhas', que significa agredir.
     La primera descripción de la enfermedad data del siglo XVIII a. C, en el código 'eshuma' de Babilonia. Ya por entonces se tenía conocimiento de la relación entre la rabia humana y la rabia contraída por mordedura de animales infectados por el virus.
     En el siglo XIX existió un auténtico pánico en Europa ya que la rabia canina o rabia de la calle invadió todo el continente. Su fácil contagio y su cura imposible eran el motivo de tanto miedo. El estado de alarma era tal que cuando una persona era mordida por un perro sospechoso de padecer el virus llegaba incluso a suicidarse.
     En 1885, Luis Pasteur consiguió por fin encontrar el primer tratamiento post-exposición y esto le valió ser reconocido mundialmente. Esta enfermedad se ha cobrado millones de vidas humanas y todavía hoy sigue presente en todos los continentes. En España no ha sido erradicada aún, debido a la gran cantidad de animales callejeros que carecen de la vacunación y desparasitación adecuadas.
     Para conseguir que un animal doméstico no sea un peligro para la salud pública, se debe vacunar a los perros y gatos anualmente y aprovechando las campañas que se celebran con la llegada del calor.
¿En que consiste este virus?
     Este virus pertenece a la familia de los Rhadoviridae y es del género de los Lyssavirus. Hay distintas cepas: 'rabia de la calle' y 'rabia salvaje', aunque también hay cepas llamadas 'virus fijo'. El virus de la rabia no parece resistir el calor y puede ser inactivado por algunos desinfectantes.
     Su transmisión es sencilla: una mordedura profunda de un animal infectado bastará para que la rabia sea contraída por un humano. El virus penetra así en el sistema nervioso central y las glándulas salivares, donde es liberado. Existen animales que no dan signos clínicos y pueden ser transmisores de la enfermedad. También, la rabia puede ser contraída por el consumo de carne animal que no haya sido sometida a ninguna cocción.
Sus síntomas
     El animal contagiado presentará signos clínicos entre dos y ocho semanas después de su infección, que es el tiempo que se tarda en incubar el virus. La enfermedad se desarrolla a lo largo de tres fases: signos evidentes, furiosa y paralítica.
     En un primer estadio, el perro o gato muestra síntomas evidentes de haber contraído la enfermedad. Se puede apreciar en un sutil cambio de la conducta del animal, reflejos lentos, fiebre y, por supuesto, la mordedura que provocó la infección del perro o gato en la mayoría de los casos.
     En la fase denominada furiosa, se produce la llegada del virus al sistema nervioso central. En este punto de la enfermedad, se puede observar un comportamiento errático en el infectado: irritabilidad, comportamiento sexual anormal, gruñidos inexplicables, fotofobia, ataques a objetos inanimados... un sinfín de conductas anormales y que pueden llegar al extremo de las convulsiones.
     En la última fase se desencadena una parálisis que se inicia en la zona mordida y que luego llega a la faringe, cambiando el ladrido y los sonidos que habitualmente emitía el perro. El animal empezará a mostrar signos de problemas respiratorios y la mandíbula se le paralizará, provocando un exceso de salivación.
No existe tratamiento
     El animal que tenga la rabia deberá ser sacrificado. Para conocer si el gato o perro tiene este mal, se lleva a cabo un estudio de la glándulas salivales. Además, cualquier animal que sea sospechoso se debe poner en cuarentena o someterse a eutanasia debido a que no existe posibilidad de cura alguna.
     Cuando aparece un perro o gato sospechoso de rabia se debe poner en aviso a la población para que, si alguna persona ha sido mordida e infectada, pueda vacunarse rápidamente; de esta manera caben posibilidades de sobrevivir. Si la vacuna no se administra con rapidez, el infectado puede morir.
     La prevención de esta gran lacra está en manos de aquellas personas que poseen animales domésticos. Es obligatorio vacunar anualmente a perros y gatos para conseguir un control de la enfermedad.

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