No solemos publicar artículos sobre paleontología pero un nuevo hallazgo en Portugal parece que merece un hueco en nuestro blog de perros.
Todos sabemos que los perros han sido los mejores amigos de los humanos desde el Paleolítico y hace 8.000 años eran tan apreciados que sus dueños los enterraban en tumbas, casi nunca lejos de las de sus parientes cercanos. Una de las tumbas, que es la primera encontrada en el sur de Europa, ha sido localizada en el yacimiento portugués de Poças de Säo Bento, al lado de un antiguo estuario en el río Sado.
Este hallazgo fue posible dentro del proyecto SADO MESO, coordinado por el catedrático de la Universidad de Cantabria Pablo Arias y por Mariana Diniz, profesora en la Universidad de Lisboa, que retomaron el año pasado un yacimiento en el que, hace 50 años, ya se encontraron varias tumbas de una población de cazadores y recolectores del Mesolítico, un periodo de transición entre el Paleolítico y el Neolítico.
Pablo Arias, en una entrevista al diario el EL MUNDO, nos recuerda que el perro era ya un animal doméstico antes de esa fecha y de hecho se ha encontrado en Guipúzcua, en la cueva Erralla, un hueso de perro de hace 13.250 años. "Los utilizaban para cazar, los perros ayudaban a mantener los campamentos limpios porque se comían los restos de la comida y, en general, los humanos tenían un vinculo afectivo con los perros", comenta el catedrático.
En la era del Mesolítico (hace entre 10.000 y 6.000 años), también se integró en las prácticas rituales, como demuestra la práctica de sepultar a estos animales en cementerios, en muchas ocasiones con tumbas específicas para ellos, constatada en algunos lugares del norte de Europa, como Dinamarca.
La primera tumba de perro al sur de Europa
En la nombrada Península Ibérica, y en general en el sur del continente europeo, se sospechaba que podía tumbas de perros, pero su existencia no había podido probarse hasta este momento. Gracias a los fósiles se sabe que era un perro de tamaño medio y que tenía un año cuando murió, era un cachorro, todavía no se sabe su sexo. Apareció encogido, una forma antinatural que nos indica que fue colocado en el agujero.
El profesor Arias está convencido de que antes o después también encontrarán cuerpos humanos en el área donde están trabajando "porque los modelos indican que los perros y los humanos se enterraban juntos en los mismos cementerios".
Curiosamente, es el mismo modelo que también se ha observado en tumbas de chamanes del siglo XVI entradas en la Siberia.
Todos sabemos que los perros han sido los mejores amigos de los humanos desde el Paleolítico y hace 8.000 años eran tan apreciados que sus dueños los enterraban en tumbas, casi nunca lejos de las de sus parientes cercanos. Una de las tumbas, que es la primera encontrada en el sur de Europa, ha sido localizada en el yacimiento portugués de Poças de Säo Bento, al lado de un antiguo estuario en el río Sado.
Este hallazgo fue posible dentro del proyecto SADO MESO, coordinado por el catedrático de la Universidad de Cantabria Pablo Arias y por Mariana Diniz, profesora en la Universidad de Lisboa, que retomaron el año pasado un yacimiento en el que, hace 50 años, ya se encontraron varias tumbas de una población de cazadores y recolectores del Mesolítico, un periodo de transición entre el Paleolítico y el Neolítico.
Pablo Arias, en una entrevista al diario el EL MUNDO, nos recuerda que el perro era ya un animal doméstico antes de esa fecha y de hecho se ha encontrado en Guipúzcua, en la cueva Erralla, un hueso de perro de hace 13.250 años. "Los utilizaban para cazar, los perros ayudaban a mantener los campamentos limpios porque se comían los restos de la comida y, en general, los humanos tenían un vinculo afectivo con los perros", comenta el catedrático.
En la era del Mesolítico (hace entre 10.000 y 6.000 años), también se integró en las prácticas rituales, como demuestra la práctica de sepultar a estos animales en cementerios, en muchas ocasiones con tumbas específicas para ellos, constatada en algunos lugares del norte de Europa, como Dinamarca.
La primera tumba de perro al sur de Europa
En la nombrada Península Ibérica, y en general en el sur del continente europeo, se sospechaba que podía tumbas de perros, pero su existencia no había podido probarse hasta este momento. Gracias a los fósiles se sabe que era un perro de tamaño medio y que tenía un año cuando murió, era un cachorro, todavía no se sabe su sexo. Apareció encogido, una forma antinatural que nos indica que fue colocado en el agujero.
El profesor Arias está convencido de que antes o después también encontrarán cuerpos humanos en el área donde están trabajando "porque los modelos indican que los perros y los humanos se enterraban juntos en los mismos cementerios".
Curiosamente, es el mismo modelo que también se ha observado en tumbas de chamanes del siglo XVI entradas en la Siberia.
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